Miraron equí

5 mar 2014

HISTORIA UNIVERSAL DE ASTURIAS


La Crónica de Leodegundo
1.- El cantar de Liuva (711-772)
Gaspar Meana
Palma de Mallorca, Edicions UIB, 2013

     Vuelvo a leer en español las seis primeras entregas de la monumental Crónica de Leodegundo de Gaspar Meana (Gijón, 1960). Aprovecho para hacerlo el hecho de que empiezan a publicarse ahora, más de dos décadas después de la salida en asturiano del primer episodio (Llibros del Pexe, 1991). Y digo que vuelvo a ellas en castellano, la lengua en la que Meana concibió esta Crónica, porque como traductor al asturiano de los diez primeros tomos tuve el privilegio de ir leyéndolas con la atención que merece la labor de traducción. El trabajo completo de Gaspar Meana, los veinticinco tomos que componen la Crónica, suponen mil doscientas páginas para contar la historia del diminuto Reino de Asturias, entre los años 711 y el 960, año en el que Leodegundo, descendiente del linaje de Liuva, decide ponerse a escribir lo que sus antepasados le contaron sobre aquellos siglos oscuros y convulsos. Por supuesto, en sus páginas están los reyes asturianos y Covadonga, Cangas, Pravia y Oviedo... Pero La Crónica de Leodegundo es la historia del mundo conocido en aquel tiempo, y sin perder nunca la perspectiva asturiana, las raíces, visitamos la corte de Carlomagno, viajamos a Roma y a Aquisgrán, a Córdoba y a Bagdag, vemos cómo cae Constantinopla...
     Gaspar Meana es el único responsable de esta aventura. Suyos son los dibujos y el guion. En los quince años largos que se dedicó a construir viñeta a viñeta esta historia abigarrada y detallista, que necesita atención lectora para no perderse, maduró su estilo como dibujante, como puede verse si se compara el primer tomo con cualquiera de los últimos, aunque desde las primeras páginas demuestra ser un indiscutible maestro recreando ciudades y edificios históricos desde perspectivas inéditas. Sin embargo, es su trabajo como guionista el que merece mayor atención. Antes de empezar, Gaspar Meana se leyó las fuentes documentales del Reino de Asturias y los principales libros que analizan la historia del periodo, convirtiéndose en un especialista en la materia. Esas fuentes, contradictorias a veces, dejan suficientes huecos como para que la imaginación del autor los fuese rellenando con propuestas a veces discutibles (de las que incluso se retracta él mismo en ocasiones), pero siempre sugerentes.
     En cualquier universidad moderna, la interpretación histórica de aquel tiempo que hace Gaspar Meana merecería atención académica, igual que cualquier otra propuesta documentada. En Asturias no. De hecho, no es la universidad asturiana la que se pone ahora a editar este libro, sino la Universidad de las Islas Baleares. Ya hubo quien criticó que la primera edición de esta obra se publicase en asturiano. ¿Por qué no salió en español? Llegó a haber veinticinco oportunidades en forma de libro a lo largo de más de quince años para retomar la edición en castellano, y a todo color y en tapa dura si se hubiese querido. Sin embargo, solo el pequeño mercado en asturiano se interesó por este trabajo, aunque Meana no tenía ningún contrato de exclusividad. ¿Para qué sirven los servicios de publicaciones de Cajastur, de la Universidad de Oviedo, del Banco Herrero...? Para esto parece que no. Las empresas asturianas es posible que ni siquiera tengan ese departamento.

     Es ahora, en el momento en que su obra llega desde fuera, cuando empieza a interesar en casa. Por suerte, muchos (casi todos los álbumes iniciales están agotados) ya pudimos disfrutar desde el asturiano de un trabajo impagable. Bienvenido sea en español.

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